Museo do Pobo Galego (Santiago de Compostela)
© R. Blanco
El antiguo convento de San Domingos de Bonaval, tal como ha llegado a nosotros, data del tiempo del dominico fray Antonio de Monroi, arzobispo de Santiago entre 1685 y 1715. Entre las muchas obras que patrocinó, está la reconstrucción y ampliación de este convento, enclavado fuera del recinto de las murallas, en la falda del monte de la Almáciga, cerca de la Porta do Camiño, por la que entran hacia la basílica del Apóstol los peregrinos que vienen por el Camino francés.
La fundación del convento se atribuye a Santo Domingo de Guzmán, que en el año 1219 peregrinó a Santiago. El documento más antiguo en el que se cita el convento, con la primitiva advocación de Santa María, data de 1228. Desde el siglo XV aparece ya con el título de San Domingos, y bajo el patrocinio de la casa de Altamira. Integran el conjunto el edificio del antiguo convento, la iglesia y una amplia huerta.
El cuerpo conventual, que corresponde al episcopado de Monroi, se debe a Domingo de Andrade. La fachada, de pequeñas proporciones, está dividida en tres registros, tanto en sentido horizontal como en vertical. La atención se centra en la portada, compuesta por dos grandes pilastras toscanas decoradas con las sartas de frutas características del autor, que soportan un frontón curvo partido y enmarcan la gran puerta adintelada, presidida por la imagen del santo fundador. Por encima campa el escudo de la casa de Altamira con corona real. A ambos lados de la puerta se abren ventanas rectangulares. Sobre los dinteles, en sendas cartelas, se lee:
ESTA PORTADA I QUARTO QUE LE SIGUE,
I EL DEL NORTE CON EL CLAUSTRO I RETABLO
MANDO HACER, EL YLUSTRISSIMO. SR.
DON FRAI ANTONIO DE MONROI
ARZOBISPO, I SEÑOR DE ESTA CIUDAD,
I GENERAL DE ESTA SAGRADA RELIGION
CON LAS HIMAGINES I DORADO AÑO DE 1699.
Dentro del edificio, en el ángulo noroeste, es digna de admiración la triple escalera helicoidal, que por su técnica y audacia estructural da buena muestra del virtuosismo de Andrade. En un mismo hueco se desarrollan tres rampas independientes, que conducen a los diferentes pisos; sólo una de ellas corona en el mirador que domina la ciudad. Los peldaños de la escalera, de una pieza entera, están sujetos por un nervio exterior, sin necesidad de encajar en el muro ni de unirse unos con otros. Esta escalera está considerada por propios y extraños como uno de los elementos más singulares del patrimonio arquitectónico de Compostela.
Cuando se promulga la ley de Mendizábal, que ordena la exclaustración de las órdenes religiosas, el convento pasa a manos del Ayuntamiento. En cumplimiento del Real Decreto de 1836 de la Reina Gobernadora que dispone que "los edificios que fueron monasterios y conventos en esta Corte se destinen desde luego al beneficio de los pueblos", una comisión nombrada por la Diputación coruñesa propone el derribo de treinta edificios, y destina San Domingos "para cuarteles de los Regimientos de Compostela y Santiago, con demolición de la iglesia". Por fortuna, este dictamen no se llegó a ejecutar.
En 1841, por mediación del arzobispo Vélez, el Ayuntamiento destina el convento a hospicio; por 1945, el hospicio ocupaba aún la parte norte, y el ala sur, a la derecha de la iglesia, acogía un colegio de sordomudos y ciegos. Al ser suprimidas estas instituciones, quedó por un tiempo desocupado, hasta que el Ayuntamiento decide acondicionar y destinar una parte de las dependencias para Museo Municipal, que se inaugura en diciembre de 1963.
En 1977, a petición del Patronato del Museo do Pobo Galego, recientemente constituido, el Ayuntamiento cede el edificio para la creación del museo del mismo nombre. En el solar de la parte occidental, que permaneció vacante durante décadas, se inauguró en 1993 el Centro Galego de Arte Contemporánea, proyectado por el arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira. La huerta conventual se transformó al año siguiente en un ameno parque, en el que aún se alzan las ruinas de algunas dependencias de los frailes.
La fundación del convento se atribuye a Santo Domingo de Guzmán, que en el año 1219 peregrinó a Santiago. El documento más antiguo en el que se cita el convento, con la primitiva advocación de Santa María, data de 1228. Desde el siglo XV aparece ya con el título de San Domingos, y bajo el patrocinio de la casa de Altamira. Integran el conjunto el edificio del antiguo convento, la iglesia y una amplia huerta.
El cuerpo conventual, que corresponde al episcopado de Monroi, se debe a Domingo de Andrade. La fachada, de pequeñas proporciones, está dividida en tres registros, tanto en sentido horizontal como en vertical. La atención se centra en la portada, compuesta por dos grandes pilastras toscanas decoradas con las sartas de frutas características del autor, que soportan un frontón curvo partido y enmarcan la gran puerta adintelada, presidida por la imagen del santo fundador. Por encima campa el escudo de la casa de Altamira con corona real. A ambos lados de la puerta se abren ventanas rectangulares. Sobre los dinteles, en sendas cartelas, se lee:
ESTA PORTADA I QUARTO QUE LE SIGUE,
I EL DEL NORTE CON EL CLAUSTRO I RETABLO
MANDO HACER, EL YLUSTRISSIMO. SR.
DON FRAI ANTONIO DE MONROI
ARZOBISPO, I SEÑOR DE ESTA CIUDAD,
I GENERAL DE ESTA SAGRADA RELIGION
CON LAS HIMAGINES I DORADO AÑO DE 1699.
Dentro del edificio, en el ángulo noroeste, es digna de admiración la triple escalera helicoidal, que por su técnica y audacia estructural da buena muestra del virtuosismo de Andrade. En un mismo hueco se desarrollan tres rampas independientes, que conducen a los diferentes pisos; sólo una de ellas corona en el mirador que domina la ciudad. Los peldaños de la escalera, de una pieza entera, están sujetos por un nervio exterior, sin necesidad de encajar en el muro ni de unirse unos con otros. Esta escalera está considerada por propios y extraños como uno de los elementos más singulares del patrimonio arquitectónico de Compostela.
Cuando se promulga la ley de Mendizábal, que ordena la exclaustración de las órdenes religiosas, el convento pasa a manos del Ayuntamiento. En cumplimiento del Real Decreto de 1836 de la Reina Gobernadora que dispone que "los edificios que fueron monasterios y conventos en esta Corte se destinen desde luego al beneficio de los pueblos", una comisión nombrada por la Diputación coruñesa propone el derribo de treinta edificios, y destina San Domingos "para cuarteles de los Regimientos de Compostela y Santiago, con demolición de la iglesia". Por fortuna, este dictamen no se llegó a ejecutar.
En 1841, por mediación del arzobispo Vélez, el Ayuntamiento destina el convento a hospicio; por 1945, el hospicio ocupaba aún la parte norte, y el ala sur, a la derecha de la iglesia, acogía un colegio de sordomudos y ciegos. Al ser suprimidas estas instituciones, quedó por un tiempo desocupado, hasta que el Ayuntamiento decide acondicionar y destinar una parte de las dependencias para Museo Municipal, que se inaugura en diciembre de 1963.
En 1977, a petición del Patronato del Museo do Pobo Galego, recientemente constituido, el Ayuntamiento cede el edificio para la creación del museo del mismo nombre. En el solar de la parte occidental, que permaneció vacante durante décadas, se inauguró en 1993 el Centro Galego de Arte Contemporánea, proyectado por el arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira. La huerta conventual se transformó al año siguiente en un ameno parque, en el que aún se alzan las ruinas de algunas dependencias de los frailes.
MUSEO DO POBO GALEGO
Fernando Alonso. Raikkonen.
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